Trastorno límite de la personalidad difícil de tratar
Quizá, alguno de nosotros se haya encontrado con alguna persona que construye
relaciones intensas pero inestables con otros y donde, en un momento la persona
es su mejor amigo, pero en otro momento, sin causa aparente, son los peores
enemigos. Es más, estas personas que pueden exhibir relaciones inestables con
otros, son siempre “la víctima” y tienen un pensamiento dicotómico hacia los
otros. Estas personas pueden padecer TLP, que acuerdo con muchos terapeutas es
más complicado de tratar que la esquizofrenia o el trastorno
bipolar.
Aproximadamente, el 1.5 % de la población tiene TLP de los cuales al menos el 15% son pacientes hospitalizados en psiquiatría y diagnosticados con este trastorno. TLP se suele manifestar por regla general en la adolescencia y adultez temprana con algunas de las siguientes características: impulsividad caótica, promiscuidad sexual, abuso de sustancias, trastornos alimenticios, enfado intenso y hostilidad, sentimientos crónicos de vacío y quizás algo de paranoia.
Hay varias causas que contribuyen a formar un trastorno limite de la personalidad – dentro de las cuales encontramos el abuso en la infancia y abandono. Este abuso puede ser verbal, emocional, físico y/o sexual. De hecho, más del 71% de los que padecen TLP sufrieron abusos en su infancia. Esto podría explicar por qué el 75% de las personas que padecen TLP son mujeres. Otro factor podría ser la pérdida temprana de un progenitor y/o el haber tenido unos cuidadores que fueran o bien contradictorios, o bien emocionalmente desapegados y distantes.
La genética también parece jugar su papel en el desarrollo de un trastorno límite de la personalidad, con estudios de gemelos idénticos que han crecido por separado que indican que si un hermano desarrolla TLP hay un 35% de posibilidades de que el otro hermano también lo desarrolle. Por tanto, generalmente, parece que el entorno juega un papel más fuerte en el desarrollo de este trastorno que la genética.
La adultez para aquellos con TLP por lo general conlleva historiales laborales muy pobres y relaciones muy inestables y explosivas, las cuales tienden a ser muy intensas pero muy cortas. El suicidio también es muy común entre los TLP, con un 7.5% de riesgo de suicidio a los 30 años. TLP no es tratado de buena gana con medicamentos que generalmente se usan cuando se manifiesta la psicosis o cuando hay una depresión profunda o un episodio maníaco. En ocasiones los Inhibidores Selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) se han usado con éxito limitado. La terapia dialéctico-conductual, un subtipo de la terapia cognitivo-conductual ha demostrado algo de éxito en el tratamiento de TLP. En esta terapia se les enseña a los individuos habilidades para manejar el estrés, controlar emociones, mejorar las relaciones y limitar su difusión de identidad. Además, el terapeuta ayuda a la persona a conseguir la comprensión de ambos lados de un argumento o situación.
Obviamente se necesita un terapeuta especial para trabajar con personas con TLP ya que el paciente puede en una sesión ser muy sumiso, interesado en la terapia e idealista, y en la siguiente sesión estar enfadado, manipulador, hostil e infravalorarse. Se ha descubierto que aquéllos con TLP con los mejores resultados tienden a ser aquéllos que pueden encontrar compañeros maduros, estables, comprensivos y comprometidos. Es más, se debe tener mucho cuidado para evitar la urgencia en rescatar a estas personas, especialmente cuando están atravesando una crisis y reconocer nuestras propias limitaciones. La relaciones son también muy arriesgadas con personas con TLP debido a su tendencia a la manipulación, promiscuidad y abuso de sustancias.
En realidad, no se debería sentir vergüenza al pedir ayuda, consejo o apoyo de otros cuando se está tratando con una persona con TLP.
Colaboración y traducción: Traducción y colaboracion: Jaheira25 (muchas gracias)
Aproximadamente, el 1.5 % de la población tiene TLP de los cuales al menos el 15% son pacientes hospitalizados en psiquiatría y diagnosticados con este trastorno. TLP se suele manifestar por regla general en la adolescencia y adultez temprana con algunas de las siguientes características: impulsividad caótica, promiscuidad sexual, abuso de sustancias, trastornos alimenticios, enfado intenso y hostilidad, sentimientos crónicos de vacío y quizás algo de paranoia.
Hay varias causas que contribuyen a formar un trastorno limite de la personalidad – dentro de las cuales encontramos el abuso en la infancia y abandono. Este abuso puede ser verbal, emocional, físico y/o sexual. De hecho, más del 71% de los que padecen TLP sufrieron abusos en su infancia. Esto podría explicar por qué el 75% de las personas que padecen TLP son mujeres. Otro factor podría ser la pérdida temprana de un progenitor y/o el haber tenido unos cuidadores que fueran o bien contradictorios, o bien emocionalmente desapegados y distantes.
La genética también parece jugar su papel en el desarrollo de un trastorno límite de la personalidad, con estudios de gemelos idénticos que han crecido por separado que indican que si un hermano desarrolla TLP hay un 35% de posibilidades de que el otro hermano también lo desarrolle. Por tanto, generalmente, parece que el entorno juega un papel más fuerte en el desarrollo de este trastorno que la genética.
La adultez para aquellos con TLP por lo general conlleva historiales laborales muy pobres y relaciones muy inestables y explosivas, las cuales tienden a ser muy intensas pero muy cortas. El suicidio también es muy común entre los TLP, con un 7.5% de riesgo de suicidio a los 30 años. TLP no es tratado de buena gana con medicamentos que generalmente se usan cuando se manifiesta la psicosis o cuando hay una depresión profunda o un episodio maníaco. En ocasiones los Inhibidores Selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) se han usado con éxito limitado. La terapia dialéctico-conductual, un subtipo de la terapia cognitivo-conductual ha demostrado algo de éxito en el tratamiento de TLP. En esta terapia se les enseña a los individuos habilidades para manejar el estrés, controlar emociones, mejorar las relaciones y limitar su difusión de identidad. Además, el terapeuta ayuda a la persona a conseguir la comprensión de ambos lados de un argumento o situación.
Obviamente se necesita un terapeuta especial para trabajar con personas con TLP ya que el paciente puede en una sesión ser muy sumiso, interesado en la terapia e idealista, y en la siguiente sesión estar enfadado, manipulador, hostil e infravalorarse. Se ha descubierto que aquéllos con TLP con los mejores resultados tienden a ser aquéllos que pueden encontrar compañeros maduros, estables, comprensivos y comprometidos. Es más, se debe tener mucho cuidado para evitar la urgencia en rescatar a estas personas, especialmente cuando están atravesando una crisis y reconocer nuestras propias limitaciones. La relaciones son también muy arriesgadas con personas con TLP debido a su tendencia a la manipulación, promiscuidad y abuso de sustancias.
En realidad, no se debería sentir vergüenza al pedir ayuda, consejo o apoyo de otros cuando se está tratando con una persona con TLP.
Colaboración y traducción: Traducción y colaboracion: Jaheira25 (muchas gracias)
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