
El trastorno limite de personalidad o borderline suele estar muy estigmatizado en la cultura popular. La gente que lo sufre suele creerse que tienen reacciones emotivas impulsivas e inestables, y relaciones personales tumultuosas. Pero al contrario de lo que se suele creer, la parte “límite” del término no implica que la condición está entre normal y anormal, sino que el paciente está en el límite entre sufrir un desorden psicótico o no psicótico.
Pero tampoco hay que asustarse al leer psicótico, ya que se refiere a una
distorsión de la percepción de bajo nivel, que a veces se agrava con un
pensamiento mágico o paranoico.
Entre los profesionales también hay desinformación, ya que se suele tildar a
los pacientes con trastorno limite de personalidad como difíciles. Y el hecho de
que sea común que se hagan daño a sí mismos, también suele llevar a que los
tachen de cortadores, manipuladores, etc.
El borderline es, tal vez, una de las condiciones psiquiátricas que está más
plagada de mitos, y desinformación. Por ejemplo muchos psiquiatras y psicólogos
creen que dura toda la vida o que es intratable, pero no es así ya que la
mayoría de la gente que han sido diagnosticadas con el trastorno limite de
personalidad mejoran mucho con el tratamiento, y según estudios el 75% suelen
empezar a estabilizarse pasado unos seis años de tratamiento .
Actualmente a parte de la medicación existen terapias que estan teniendo muy
buenos resultados, aun asi es importante recalcar que para que exista una
mejoria es fundamental que la persona afectada por el trastorno límite ponga de
su parte e intente evitar por todos los medios caer en la autocompasión.
Si el afectado piensa que va a poder estabilizarse únicamente con la ayuda
externa, entonces es posible que nunca mejore, ya que el trastorno límite como
cualquier otra enfermedad se puede superar o mejorar siempre y cuando el
afectado ponga de su parte y se haga responsable de su vida.
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